Muchas veces cuando juzgamos una acción que consideramos negativa de un individuo, lo hacemos ligeramente dándole la máxima importancia a la acción. Sin embrago, el comportamiento de todo individuo cualquiera que este sea, responde a un proceso de socialización que inicio desde que se encontraba en el vientre de su madre, en esta socialización influyeron factores como la concepción de este, características genéticas de los padre, costumbre de ambos padres, asimismo, como vivió la gestación la madre, si tubo o no una familia funcional, la calidad de educación que recibió, si tuvo alguna corrección de parte de sus padres, traumas, etc. Las decisiones que tomamos todos son dirigidas según nuestros proceso de socialización, de ahí, que una nación tiene patrones de comportamiento más o menos iguales en algunos aspectos, tales como, preferencias políticas, patrones de consumo, valores éticos, creencias religiosas, etc.
Los salvadoreños tenemos unas características especiales que nos distinguen culturalmente de otros países de la región, estas características en la costumbre generalizada por el irrespeto y el maltrato, es decir que en su mayoría los salvadoreños estamos acostumbrados a ser irrespetado y maltratados, sin que esto conlleve a una reacción consiente para evitarlo. Para profundizar un poco en este análisis propondré algunos ejemplos:
Uno de los ejemplos cásicos es el transporte público, los que lo hemos usado en algún momento podemos dar fe que el maltrato e irrespeto en dicha actividad es innegable, sucede a diaria en cada momento, basta con intentar abordar una unidad del transporte público de pasajeros y de inmediato empezamos a percibir que las paradas de autobús no tienen iluminación ni las comodidades básicas para una persona, podemos proseguir que al intentar abordad un autobús tenemos que desplazarnos hasta el lugar que al chofer se le ocurre parar, al ingresar al autobús nos encontramos con comentarios como “pase para en medio”, “tópense tópense” entre otros, adicionalmente a eso en muchas rutas podemos encontrar choferes que utilizan las calles como pistas de carrera ignorando que son personas las que transportan, con suerte encontramos un asiento vacío aunque es poco probable ya que la capacidad de personas sentadas en un autobús es de más o menos 50 personas, sin embargo, en su mayoría introducen de 150 a 200 personas en dichas unidades, a esto se puede adicionar el estado de la mayoría de autobuses que circulan los cuales tienen una edad entre 50 y 30 años, los cuales no reciben ni han recibido un mantenimiento adecuado, por ultimo “cuidado al bajarse” ya que si no tenemos cuidado tendremos que hacer “un salto mortal invertido con giros” para poder bajar cuando el chofer ya ha iniciado la marcha, porque para variar no esperan a que bajen los pasajeros, total ya pagaron.
Podemos citar muchos casos, como los precios de las medicinas, la dolarización, los abusos de las compañías telefónicas, etc. Quiero dejar en la mente del lector un ejemplo un poco más actual que corresponde a la nueva conformación legislativa que se definió en las elecciones de alcaldes y diputados del recién pasado 11 de marzo. Desde los acuerdos de paz y luego en las legislaturas donde el FMLN empezó a participar en el ámbito político legal, se han venido instalando después de cada elección legislativa varias conformaciones en la asamblea en la cual se ha tenido que hacer alianzas, negociaciones, componendas, para aprobar o no cualquier cantidad de leyes, en esta última elección de diputados ninguna fracción legislativa tiene mayoría ni siquiera simple y todas las fracciones manejan el mismo discurso, es la oportunidad para dialogar y legislar en beneficio de las mayorías. Me llama la atención dos cosas: la primera acaso antes de esta asamblea no hicieron y aprobaron leyes ¿Cómo hicieron si hasta ahora van a empezar a dialogar entre ellos? Y la segunda, si hasta ahora dialogaran y legislaran en función de las mayorías, es decir que todo este tiempo atrás estaban legislando para las minorías, si es así se entiende totalmente porque paso más de 10 años en discusión la ley de medicamente, porque la ley de usura y tarjetas de crédito hasta ahora se está discutiendo seriamente, etc.
Lo terrible no es estos casos que cito, lo increíble es que la mayoría de salvadoreños estamos habituados a que nos falten al respeto y a que nos maltraten tanto así que se hace parte de nuestro diario vivir y lo vemos parte de nuestro ambiente social, la esperanza de cambiar esta cultura de comodidad masoquista es casi nula, ya que nuestros jóvenes o son mareros, drogadictos, o tienen una conciencia social en negativo, claro con tanto bombardeo de modas, pornografía, falta de valores, desintegración familiar etc. ¿Qué le espera a el salvador?
Agacé una pregunta el ¿futuro de el salvador depende de que los políticos se pongan de acuerdo o depende de nuestra responsabilidad social en la educación a nuestros niños y jóvenes?
Oscar Durán
Editor.
Próximo tema: Como se soluciona un problema (causas reales de las maras y descomposición social)